¿Sabías que tus habilidades de escritura mejoran con desafíos semanales?

Dame cinco minutos de tu día y verás cómo la diferencia entre un texto bien escrito y uno abismado en la indolencia será, para ti, cada vez más clara.

La clave no está en los genes, como algunos creen.

La clave está en la práctica y en la constancia.

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